Eudora Welty editaba sus textos con tijeras en mano para cortar y pegar secciones enteras de su texto.
Truman Capote se creía un escritor horizontal: sólo trabajaba acostado, con un vaso de jerez a mano.
Anthony Trollope mantenía un régimen bastante más industrial: comenzaba su día en punto de las 5:30 de la mañana y se marcaba el ritmo con un reloj para escribir 250 palabras cada 15 minutos.
Luego está el gran poeta alemán Friedrich Schiller, que ocupa un campamento idiosincrásico propio. Schiller usaba un cajón lleno de manzanas podridas en su escritorio. Cuando Goethe los encontró, Charlotte Schiller le explicó que su marido no podía escribir sin el aroma pútrido flotando por todo su estudio.
En Odd Type Writers: From Joyce and Dickens to Wharton and Welty, the Obsessive Habits and Quirky Techniques of Great Authors (Tipos raros que escriben: De Joyce y Dickens a Wharton y Welty: Los hábitos obsesivos y técnicas caprichosas de los grandes autores), Celia Blue Johnson detalla las fórmulas secretas y fuentes de la inspiración creativa.
Estos detalles raros y a veces escabrosos del proceso de escritura intentan responder a las antiguas preguntas acerca de la creación artística: ¿De dónde viene la inspiración? ¿Qué condiciones hacen posible una obra maestra? ¿Cómo funcionan las grandes mentes?
Los clásicos grecolatinos explican la poesía y el arte en términos de las musas, que no es en realidad una explicación sino una afirmación del misterio sagrado.
En la era de guías prácticas y del tutorial, este libro arroja luz sobre las complejidades de la práctica y el método, para encontrar los patrones de los grandes datos. La ironía de estas jugosas anécdotas es que en su intento de conseguir detrás del misterio, terminan mitificando de nuevo el proceso creativo.
Suscríbete y recibe nuestros artículos antes que nadie.
