En este momento estás viendo José Agustín, una voz altisonante que nunca se apagará

José Agustín, una voz altisonante que nunca se apagará

  • Categoría de la entrada:libros
  • Tiempo de lectura:4 minutos de lectura

Todos conocen a José Agustín

La huella de José Agustín es la de todo un apóstol de la literatura y la cultura, en especial las manifestaciones populares. Provocador, explorador intrépido de la condición humana y observador agudo de la sociedad mexicana, nació el 19 de agosto de 1944 en Acapulco, Guerrero, con el nombre José Agustín Ramírez Gómez, y desde joven demostró un talento extraordinario para la escritura. Su primera novela, La tumba (1964), irrumpió en la escena literaria con una fuerza revolucionaria, desafiando convenciones y desentrañando las complejidades de la juventud.

Continuó dándole al mundo obras maestras que capturaban la esencia de su tiempo. De perfil (1966), Ciudades desiertas (1982), y La contracultura en México (1996), son solo algunos ejemplos de su amplio repertorio. Su prosa, distintiva y arriesgada, exploraba las pasiones, contradicciones y desafíos de la vida moderna.

Altisonante por naturaleza

Pero José Agustín no solo fue un narrador consumado; también fue un visionario que entendía las dinámicas cambiantes de la sociedad. Su obra no solo resonó en los corazones de los lectores, sino que también sirvió como espejo de la realidad, reflejando los sueños y las luchas de una generación.

Pupilo de Juan José Arreola,​ no se conformó con la narrativa. También escribió guion, teatro y ensayo. Es suya la Tragicomedia mexicana, una sátira muy bien documentada de la política mexicana expuesta en la perspectiva contracultural que lo distinguió.

José Agustín fue uno de los últimos supervivientes del régimen represor de los años 60 y 70. Estuvo preso en el antiguo Palacio de Lecumberri, de cuya experiencia El rock de la cárcel 1984, una novela autobiográfica. En esa prisión también escribió la novela Se está haciendo tarde (Final en la laguna) (1973).

Rockstar del periodismo

La figura de José Agustín también brilla por su faceta periodística. Es, quizás, el último gran profesional del ramo que haya gozado de fama, simpatía y respeto de propios y extraños. Fue uno de los fundadores del periódico Reforma, y fue colaborador asiduo en los suplementos culturales «Confabulario» del diario El Universal y «La Jornada Semanal» de La Jornada.

En Altisonante, recordamos a José Agustín como un aliado de la creatividad y la libertad artística. Su influencia se extiende más allá de las páginas de sus libros; permea en la conciencia cultural de México y más allá. Su voz irreverente y su capacidad para captar la esencia de la experiencia humana perdurarán como un legado valioso.

Hoy, lamentamos la pérdida de un gigante literario, pero celebramos la riqueza de su contribución a la literatura mexicana. Descansa en paz, José Agustín, y gracias por tu incomparable legado que seguirá inspirando a generaciones venideras.

Suscríbete y recibe nuestros artículos antes que nadie.

Deja una respuesta