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Un clásico de Juan Carlos Onetti: «La vida breve»

  • Categoría de la entrada:libros
  • Tiempo de lectura:5 minutos de lectura

Gabriel González Núñez
@ggonzaleznunez

La celebérrima La vida breve de Juan Carlos Onetti es una novela tan compleja que se abre a distintas interpretaciones. Su mayor virtud es que quiebra con los parámetros tradicionales de la narración novelística, y ahí radica la importancia de la misma.

Precursor del bum, Onetti (Montevideo, 1909 – Madrid, 1994) inicia esta obra con tres realidades narrativas: la vida del narrador y su esposa mutilada, el espacio invisible pero audible de una vecina y los hombres que desfilan por su cama, y finalmente el mundo imaginado de Santa María. Al principio los tres planos se presentan como universos paralelos —y distintos— en los cuales se desarrollan tres historias diferentes pero con marcados parecidos.

El ancla de los tres es el narrador. En la primera realidad, éste se llama Brausen, un hombre completamente desilusionado con su pareja y trabajo. Empieza a incursionar en el creciente mundo de Santa María metido en la piel del médico Díaz Grey. También invade el espacio de su vecina adoptando el nombre de Arce. Así se empiezan a borrar las distinciones entre los tres mundos, hasta que el primero desaparece casi en su totalidad, dando espacio a que el segundo se interne en el tercero de forma fantástica.

Si Onetti hubiese escrito únicamente esta novela, le habría bastado para colocarse en el panteón de la escritura.

La lectura es cautivante, pero cabe una advertencia. Esta novela no es para todos los gustos. Leerla supone hacer un esfuerzo intelectual que de a ratos resulta pesado.

Diferentes ediciones de La vida breve, de Juan Carlos Onetti.

Pero tal vez lo más difícil sea el desasosiego constante, el gris implacable del texto. Para resaltar ese tono, basta señalar qué tipo de persona es Brausen/Díaz Grey/Arce: como Brausen, deja a su mujer en el total abandono emocional justo cuando ella más lo necesita y, buscando el escape, deja embarazada a su cuñada para asimismo abandonarla sin explicación alguna. Siendo Díaz Grey no tiene reparos en hacerse amante de una paciente y, con total cinismo, abastece de inyecciones de droga a ella y a su marido. En el papel de Arce, se entrega al hedonismo total con su vecina y sus amigas para después matarla sin más motivo aparente que el tedio. Todo esto lo hace el protagonista con un entumecedor desinterés por la vida y desprecio por los demás.

La vida breve es grande, entonces, no por la trama ni los personajes sino por la forma en que Onetti logra dar vida a los tres planos para después ir cambiándolos, agotando uno para fortalecer el otro, violando la distinción entre la imaginación y la realidad concreta. El autor lo hace de forma magistral. El texto es tan sutil como inteligente, tan bien pensado como bien redactado. Si Onetti hubiese escrito únicamente esta novela, le habría bastado para colocarse en el panteón de la escritura hispana.

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