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J. K. Rowling y el libro no leído

  • Categoría de la entrada:libros
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La autora de Harry Potter lanzó la quinta entrega de su serie policiaca y reavivó las acusaciones en su contra por transfobia e incitación al odio. ¿Qué hay en el nuevo libro que desató la ira? [Hay spoiler]

Camila F. Müller

En la antigua Grecia, la manera de inclinar el ánimo del público a favor o en contra de ciertas personas era un meticuloso arte que respondía a un rigor lógico muy exigente. No se podía simplemente apabullar o acribillar a una persona, sino simplemente se exponían las razones por las cuales su proceder, su pensamiento y sus dichos eran inexactos, imprudentes o inadecuados. Del mismo modo, nadie podía ser ensalzado como la persona perfecta e infalible, sino sólo se podía exponer los aciertos y las virtudes, sin dejar de conceder que también era presa de los defectos inherentes a todo ser humano. La retórica era de carácter ético, pues apelaba al ethos de los oyentes.

Han pasado casi 2,500 años desde ese nivel de sofisticación, que no obstante el rigor metodológico antedicho, hería tanto las sensibilidades reinantes, que ya desde aquellos días la libertad ejercida dejó una lista de mentes brillantes convertidas en víctimas del berrinche o del linchamiento, lista que encabenzan Sócrates y Cicerón…

Pathos mata ethos

Hoy la difamación ya no respeta ningún rigor lógico. Se abalanza con toda la rabia y ya no apela a la constitución moral, sino que grita llamando al pathos de cada persona. Es una retórica patética. Umberto Eco diría que es una retórica kitsch. ¿Y por qué es preocupante? Eco mismo lo explica: el kitsch, es decir, la retórica patética le da al público el sentimiento que debe experimentar, ya definido desde el mensaje. No hay lugar a la interpretación estética, y mucho menos ética, porque ahora lo correcto no es lo que cada quien considera como el bien, sino lo que «se ve bien». Ahí está el problema de lo políticamente correcto.

El difamador se encona tanto que todo lo que su víctima dice y hace refuerza su difamación. Esa persona difamada ya no puede tener una vida independiente ni poseer la complejidad inherente a cada ser humano. Y el difamador también se vuelve unidimensional: pierde la libertad de decir: «si bien desapruebo sus puntos de vista sobre x, reconozco que acerca de y es una voz autorizada», porque no hay tregua y no se reconoce la humanidad en el ser difamado.

Eso es lo que ha pasado, por ejemplo, con J. K. Rowling en días recientes: todo lo que dice y hace se tergiversa para reforzar la difamación de que es ‘transfóbica’.

Ayer, en Twitter uno de los trending topics era #RIPJKRowling. Twitter mismo aclaraba que la autora de la saga de Harry Potter no había fallecido, pero que ese hashtag era gracias a detractores que expresaban su odio deseando que su carrera —sí, ¿verdad que sólo su carrera?— muriera. Se adjetivaba a Rowling de rataracista. Le escribían «Siéntate y cierra la boca por el resto del tiempo, perra transfóbica». «Esa perra quiere que los trans mueran», y «promueve la violencia contra la comunidad lgbtq+…».

El nuevo libro de Rowling.

J. K. Rowling And The Troubled Book

El origen del revuelo fue que la Pink News, que domina el mercado de indignación lgbtq +, expuso en una reseña que «el último libro de J. K. Rowling trata sobre un hombre cis asesino que se viste de mujer para matar a sus víctimas». 

No se trata de nada por el estilo, pensé. Yo leí el libro antes de su lanzamiento por mi trabajo en un suplemento cultural. Ninguna persona honesta que se tome la molestia de leer Troubled Blood , la quinta novela de la serie Cormoran Strike de Rowling —firmado con el seudónimo Robert Galbraith—, la puede ver como transfóbica.

La saga de Strike

Lo que en realidad creo que desencadenó la fiesta del odio fue un artículo del Daily Telegraph que decía sobre el libro:

…es la investigación de un caso sin resolver: la desaparición de G. P. Margot Bamborough en 1974, que se cree que fue víctima de Dennis Creed, un travesti asesino en serie. Uno se pregunta qué harán los críticos de la postura de Rowling sobre las cuestiones trans de un libro cuya moraleja parece ser: nunca confíes en un hombre con vestido.

Ese «parece ser» habría sido suficiente para que los oradores en el areópago o en el senado romano tomaran con precaución, con rigor metodológico, lo dicho en el Telegraph. Primero, quien busca moralejas en todas las obras de ficción está más enraizado en territorio facho y patriarcal que volando en el cielo progre. De modo que, si hubiera una premisa —que no moraleja— en el libro, esta no sería «nunca confíes en un hombre vestido». El travestismo apenas aparece. Cuando lo hace, nada se deduce del hecho de que el asesino usa una peluca y un abrigo de mujer (no un vestido) como disfraz cuando se acerca a una de sus víctimas. Tal vez este pequeño detalle sea suficiente para que cualquier difamador deliberadamente maldiga a Rowling sin detenerse a analizar unas líneas de lectura.

Incluso Neville Southall, ex guardameta del equipo Everton de futbol, tachó de «bruja trastornada» a la Rowling, y me causó la curiosidad de saber si él mismo leyó ya el libro por anticipado, como algunos de nosotros, o si sólo lo hizo siguiendo a la multitud enfurecida.

¿De qué trata Troubled Blood?

[Spoiler]

Troubled Blood es una novela de unas 900 páginas. Strike (el detective) y su socia Robin Ellacott son contratados por una mujer de mediana edad para investigar la desaparición de su madre en la década de 1970. Los detectives en ese momento pensaron que Creed la había matado, pero nadie sabía la verdad y el cuerpo de la mujer nunca había sido encontrado. Strike y Ellacott investigan a Creed, pero luego investigan a un puñado más de personas. Se tiene que estar demasiado obsesionado con un tema para encontrar señales como los que buscan patrones en los textos de los periódicos. Así se tiene que vivir muy obcecado para encontrar una moraleja como la que se le ha endilgado al libro.

Pero a las pruebas: en la página 75, Strike está escuchando la declaración del hijo de un oficial investigador decirle lo que sabe sobre Creed.

Tuvo sus fracasos, ¿sabes?. Penny Hiskett se alejó de él y le dio a la policía una descripción en el 71, pero eso no les ayudó mucho. Dijo que era moreno y fornido, porque en ese momento llevaba una peluca y estaba todo arropado con un abrigo de mujer. Lo atraparon al final por Melody Bower. Cantante de club nocturno, se parecía a Diana Ross. Creed se puso a charlar con ella en la parada del autobús, le ofreció llevarla y luego trató de arrastrarla a la camioneta cuando dijo que no. Ella escapó, le dio a la policía una descripción detallada y les dijo que él había dicho que su casa estaba en Paradise Park.

[traducción libre]

Creed menciona la ventaja del lápiz labial y una peluca para hacer que las mujeres piensen que es «un viejo maricón inofensivo» cuando Strike lo entrevista, y eso es todo. Un novelista utiliza un detalle pasajero para explicar cómo un asesino se acercó a una de sus víctimas, ya que presumiblemente la víctima que le dio a la policía una «descripción adecuada» no lo vio con un abrigo y una peluca de mujer. 

Para no abusar del spoiler [la novela salió hoy a la venta], sólo diré que en las últimas páginas, se revela lo absurdo de la supuesta moraleja.

Rowling, más feminista

Soy mujer, de las que han menstruado siempre. Y por eso me siento con cierta autoridad —esto también era vital entre los antiguos— para decir que el estilo y la fuerza de la escritura de Rowling es cada vez más feminista, cada vez más consciente y exponente del abuso físico y emocional al que las mujeres somos sometidas. En la novela, las descripciones de cómo los hombres le coquetean a Robin Ellacott, le envían imágenes lascivas, la toquetean, la sujetan, hablan sobre ella y se niegan a aceptar sus opiniones porque vienen de una mujer forman uno de los temas más convincentes de la novela. 

En este sentido, al menos, el último trabajo de Rowling refleja honestamente su vida en línea. Sabe, como saben sus personajes, que las mujeres que hablan fuera de turno se encuentran solas en una zona de fuego libre.

@pinkfreud_kam

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